viernes, 18 de mayo de 2012

Cómo he llegado a ser lectora

Soy Claudia López, estudio en la clase de 5º A del CEIP Padre Manjón de Burgos.
Cuando aún no había nacido y estaba en la barriga de mi madre, ella me leía cuentos y mi padre me cantaba canciones. Así empecé a ser lectora, escuchando en el vientre de mi mamá.
Hasta los dos años mis padres y yo leíamos libros en los que ponían palabras sencillas como mesa, silla, lámpara… y esas palabras venían acompañadas de un dibujo. A esta edad también escuchaba cuentos como Caperucita roja, Los tres cerditos, La bella durmiente…
A los tres años empecé a ir al colegio y de profesora tenía a Elvira, ella nos leía cuentos, poesías, canciones… En mi casa seguía leyendo cuentos, pero los leía con ayuda de mis padres porque no sabía leer todavía muy bien, pues tartamudeaba. Algunos de los cuentos que leía eran Peter Pan, La Cenicienta, Blancanieves…
A los 4 y 5 años seguía en Infantil con mi profesora Elvira y ella seguía leyéndonos cuentos, poesías, canciones. Como yo ya sabía leer mejor, en mi casa sólo tartamudeaba en las palabras más difíciles y largas. También recuerdo que todas las noches mis padres venían a mi cama, cogían un cuento y yo lo leía con su ayuda. El que me gustaba mucho y que más veces leí fue “El gigante pinta nubes”.
A los seis años, en 1º de Primaria, mi profesora Irene nos mandaba leer libros y yo sí que lo hacía en casa. Mientras mi madre estaba leyendo cuentos a mi hermana, mi padre y yo cogíamos un cuento y lo leíamos. En clase no leíamos porque la profesora hacía otras cosas.  Por mi cumpleaños me regalaban libros que yo siempre leía.
A los siete años estaba en 2º de Primaria y tenía de profesor a Carlos; todos los días en clase hacíamos una lectura entre todos y como para mí era distinto, yo me solía perder y confundir con las letras de los libros. En mi casa también leía, pero ya cogía libros de la biblioteca del colegio; mis padres sólo me ayudaban en tres o cuatro palabras.
A los ocho y nueve años tuve de profesor a Luis. Con él leíamos en grupo, cogíamos libros de la biblioteca de aula y hasta hacíamos nuestros propios cuentos que en mi casa leía a toda la familia. Cogía cuentos de 198 páginas, algunos libros no tenían dibujos; yo procuraba coger los que sí los tenían.
A los diez años tengo de profesora a Julita y con ella, llevamos libros prestados de la biblioteca de aula; los libros ya tienen 385 páginas o más. En clase seguimos leyendo cada día. Ahora estamos leyendo toda la clase “Corazón de tinta”. En casa ya leo sola perfectamente, a veces cojo libros de mis padres y los leo.
Así es cómo he llegado a ser una gran lectora.


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