viernes, 22 de octubre de 2010

Cuento dedicado a mi abuelo


Yo siempre me había llevado muy bien con mi abuelo. Tenía unos perros que tanto a él como a mí nos encantaban.
Cuando uno de ellos murió, mi abuelo cayó en una gran depresión.
Probamos de todo para sacarle de ese estado e incluso compramos otro perro, pero no funcionó; él decía que quería el antiguo, el que siempre había tenido.
Hasta que un día probamos algo nuevo, fuimos al bosque y le hicimos al perro una tumba en la que tallamos una escultura de piedra exactamente igual al perro.
Se la enseñamos a mi abuelo y quedó encantado.
Nunca más volvió a estar triste.

1 comentario:

  1. Óscar,que bonito cuento ,como no iba tú abuelo a quedar encantado, con un nieto como tú.¡Felicidades!.


    Carmen

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