domingo, 31 de octubre de 2010

La casa del horror

Había una vez una esquina que era famosa porque allí estaba la casa más vieja y terrorífica del mundo. La habitaba un hombre muy avaro y malo.
Si entrabas en su jardín, salía con su escopeta y empezaba a tirar tiros al cielo. Un día, a un niño se le escapó la pelota y... ¡el jardín se la tragó! Desde ese día a quien se le escapara un juguete, se quedaba sin él.
Pero lo más horroroso aún no había comenzado. Un día Samuel, Christian, Pablo y yo entramos en la casa. Nada más entrar vimos lo normal en una casa, puertas, alfombras... Al fondo había una luz. Era una campanilla como la de la boca. En ese momento mis amigos y yo pensamos que la casa estaba viva.
Todos juntos echamos a correr, pero entonces, una alfombra, que se supone que era la lengua, nos atrapó y nos bajó por su garganta hasta su almacén de juguetes.
Allí vimos unas pistolas de agua, pensamos que nos vendrían bien; encontramos una puerta que nos llevó a la boca otra vez. Estuvimos disparando a la campanilla y salimos disparados a la calle. Desde ese ángulo se veía una luz en el último piso. ¡Allí estaba el corazón! Con nuestras pistolas podíamos pararle y después volvimos a entrar.
Subimos difícilmente por las escaleras y ¡allí estaba el corazón! Todos nos pusimos a disparar agua al fuego y la casa explotó. Entonces el misterioso hombre se convirtió en un hombre bueno y feliz.
Gracias a la explosión todos los juguetes salieron y el hombre se los devolvió a sus dueños.

El huevo

Era una mañana fría en la que un gallo empezó a cantar. Todas las gallinas salieron menos una que había puesto un huevo más grande de lo normal, esa gallina era Coock. Entonces su mejor amiga Coki vio que no había salido del gallinero, entró y la vio tumbada en el nido y se acercó a ella preguntándola:
-¿Por qué no sales?
Ella contestó que mirase el huevo que había puesto, Cocki se quedó asombrada y salió del gallinero y empezó a decir a todas:
-¡Mirad, corred, mirad qué huevo!
Pero… lo dijo demasiado alto, tan alto que lo oyó el zorro quien pensó que por la noche se lo comería.
Ya era de noche, el zorro saltó las verjas y poco a poco fue acercándose; de repente, entró gruñendo y las gallinas se despertaron y empezaron a gritar. Una de ellas fue a avisar al perro guardián, éste acudió lo más rápido que pudo y empezó a luchar con el zorro; cuando le iba a matar el zorro dijo:
-Vale, vale no volveré a acercarme lo juro.
El perro se quedó callado unos instantes y aceptó, el zorro se fue corriendo algo molesto.
Las gallinas dieron las gracias al perro. Y a la mañana siguiente salió un bonito pollito del huevo.

sábado, 30 de octubre de 2010

Los versos de Miguel Hernández inundan la red

"Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de Miguel Hernández, poeta al que hemos ido recordando en Internet con numerosas actividades. Hagamos que la red se inunde con sus versos."

Éste es nuestro homenaje.




viernes, 29 de octubre de 2010

Mi abuela

Uno de los días que me levanté temprano porque no podía dormir, me dispuse a tomar un poco el aire fresco de la mañana, ¡qué frío...! Rápidamente me metí dentro de la casa y vi un poco la tele.
Al poco rato se levantó mi abuela a quien le di un gran abrazo, me comentó que me tenía guardada una sorpresa.
Cuando amaneció estuve toda nerviosa pensando cuándo me daría el regalo. ¡Y si al final ha pensado que no me lo da...!
Después de comer me dijo si quería ir al río para refrescarme, yo le dije que me encantaría. Nos lo pasamos muy bien.
Así pasó el verano, sin darme cuenta, al final me olvidé del regalo pensando que el verdadero regalo era su compañía.
Ahora que se ha ido, me acuerdo todos los días de ella y siento que me cuida desde el cielo.

jueves, 28 de octubre de 2010

Atenea y Aracne

Mito de Aracne. Imagen tomada del blog de Viviana Brass

Cuenta una leyenda que había una hermosa joven llamada Aracne. Era muy habilidosa en el arte de entretejer la lana porque ese talento era muy reconocido.
Las ninfas bajaban muchas veces hacia su morada para admirar sus trabajos y quedaban embelesadas por sus magníficos bordados.
En una ocasión la preguntaron si la diosa Atenea le había enseñado a trabajar la lana. Aracne se defendió como si la hubiesen insultado:
- ¡Nadie me ha enseñado el oficio! Si Atenea quiere venir a competir conmigo ¡que venga!
Atenea la escuchó, se disfrazó de anciana para acercarse sin despertar sopechas y le dijo suavemente:
- Acepta los consejos de esta anciana, puedes alcanzar la gloria con tu oficio, pero jamás podrás eclipsar a una diosa inmortal como Atenea.
Aracne se ofuscó aún más:
- ¡Que venga y teja! ¡Ya veremos quién gana!
Entonces, Atenea se quitó el disfraz, se sentó a su lado y comenzó a tejer, durante horas y sin descanso se dedicaron a trazar hermosos bordados.
Atenea hizo un magnífico trabajo, nada pudo decir del bordado maravilloso de Aracne.
La diosa despechada, destrozó en mil pedazos el trabajo de su competidora y ésta al no poder soportar esa humillación, intentó ahorcarse.
Atenea se compadeció de la joven, la salvó de la muerte, pero luego le dijo: - ¡Eres una desgraciada! No vas a morir, pero a partir de ahora, tu vida dependerá siempre de un hilo.

Aracne fue convertida en araña, desde entonces no cesa de tejer colgada de un hilo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

La función de nutrición


En el pueblo con mis abuelos

Me encanta ir al pueblo los fines de semana porque mi abuelo me enseña todo lo que él sabe, doy de comer a las gallinas, cojo frutas silvestres, subo al monte dando un paseo y voy a cortar leña para estar bien calentitos en casa, para asar las castañas que hemos recogido, juego al fútbol y lo más divertido, saco agua del pozo para regar la huerta y los árboles; todo esto lo hago con mi abuelo y además tengo la sensación de que la gran ciudad no existe.
Por la tarde, si es temporada de cosechar, vamos a ver las cosechadoras y empacadoras. Lo malo es que por la noche tenemos que volver a casa.
Otro día me voy al pueblo de mis otros abuelos donde también me lo paso fenomenal. Por la mañana vamos a comprar con mi abuelo, se conoce todas las calles y también a todas las personas que andan o van en coche; cuando llegamos a casa, la comida ya está preparada. Me encantan los platos de comida de mi abuela, ya sea paella o macarrones con besamel y siempre repito.
Por la tarde voy al parque con mi abuelo, allí jugamos al fútbol y como hay un coche, a veces, yo hago de taxista y él de pasajero y de vez en cuando, nos cambiamos los puestos.
Cuando hay que dormir, dormimos como troncos.

Mi abuelo era panadero

Éste es mi abuelo y se llama Nicomedes. Él y su hijo fueron a comprar una perra, para ser exactos, una Golden Terrier. La llamaron Cristina y ahora la paseamos muy felices mi abuelo, mi padre y yo.
Estoy muy contento de tener un abuelo tan majo que me ayuda. Me cuenta historias de su niñez y las cosas que le han pasado a lo largo de su vida, sobre todo con el burro que le ayudaba a repartir el pan porque en su juventud era panadero.
Y repartiendo pan conoció a su compañera, mi abuela Rosa.

martes, 26 de octubre de 2010

Recordando a mi abuelo

Hace muchos años, en un pueblecito llamado San Martín de Tabara (Zamora), en el año 1928, mi abuelo Luciano, nació en una familia humilde. Su padre murió cuando él era pequeño y como él era uno de los hijos mayores, le tocó trabajar mucho para sacar a su familia adelante. Tuvo que dejar de estudiar para trabajar en el campo.
El pueblo en el que vivía estaba poco desarrollado y todos los trabajos del campo los realizaban únicamente con animales, por eso, en su infancia, a diferencia de otros niños, no tuvo tiempo de divertirse, su diversión eran los animales cuando estaba trabajando.
Cuando fue mayor se casó con mi abuela Isabel y juntos siguieron trabajando en el campo; más adelante tuvieron dos hijos, Pedro y Luciano.
En el pueblo, como no tenían muchas posibilidades, mi abuelo decidió marcharse a otro sitio a trabajar para ganar dinero y así sacar a su familia adelante, con ese dinero él mismo se construyó su casa donde empezó a criar a sus dos hijos.
En 1970 tuvo la posibilidad de venir a Burgos a trabajar ya que en Burgos estaba una hermana de mi abuela. El primer trabajo que tuvo en Burgos fue colocar los postes de electrificación del ferrocarril. Posteriormente entró a trabajar en una fábrica de botellas.
Mi abuelo era muy habilidoso, en su casa pintaba las paredes, arreglaba zapatos, arreglaba los baños, hacía esculturas, etc.
Ahora ya está jubilado y se dedica a dar paseos, a hacer tareas de su casa, arregla zapatos y viaja.

lunes, 25 de octubre de 2010

La manzana de la discordia

Cuenta una leyenda que cuando Peleo y Tetis se casaron, mandaron invitaciones a la fiesta para todos los dioses. Como no querían tener problemas en un día tan especial, decidieron no invitar a Eris, la diosa de la discordia, la cual se enojó tanto que apareció en el banquete de bodas de todos modos.
Furiosa se dirigió a la mesa donde se encontraban las diosas más hermosas: Hera, Atenea y Afrodita y arrojó una manzana de oro de las islas Hespérides con una inscripción tallada en la cual ponía: "Para la más hermosa". Las tres reclamaban la manzana y pusieron a Zeus como árbitro.
Zeus no quiso apoyar a ninguna de las diosas para no enemistarse con ellas.
No se le ocurrió nada mejor que enviar a las tres diosas ante Paris, un príncipe troyano, para que
decidiera él.
Una a una las diosas fueron desfilando ante él cubriéndolo de promesas.
Hera prometió darle poder y riquezas si la elegía.
Atenea le propuso gloria en las guerras y mucha fama.
Pero Afrodita, que era muy astuta, le ofreció la mujer más hermosa por esposa y esto le convenció.
Afrodita obtuvo la manzana y Hera y Atenea se convirtieron en sus peores enemigas.
Afrodita ayudó a Paris a conseguir el amor de Helena, el motivo de la Guerra de Troya.

Las historias de mi abuelo

Cuando tenía cinco años todos los días iba a visitar a mis abuelos, era agradable, pues siempre me daban alguna golosina y sobre todo mucho cariño.
Al calor del brasero mi abuelo me contaba sus historias. Ésta es una de ellas:
Hace muchos años, cuando mi abuelo era joven, en nuestro pueblo había un gran pinar. Una tarde de un día caluroso de verano, la gente trabajaba en las labores del campo, unos trillando en la era, otros beldando, otros acarreando las haces de trigo, en fin, cada uno con su tarea.
Sobre las siete de la tarde subió el alguacil a la torre a tocar las campanas, pero no era a fiesta, sino para anunciar a los cuatro vientos que había fuego en el pinar. "Fuego, fuego", gritaba el alguacil.
Toda la gente del pueblo dejó sus tareas y cogió todo tipo de herramientas reuniéndose en el centro del pueblo.
Juntos subieron al pinar, al llegar se sorprendieron de la grandeza del fuego, trabajaron duro para apagarlo, unos con hachas, otros con azadones, etc.
Los corzos y conejos corrían por todas partes sin saber a dónde ir.
Bien entrada la noche sofocaron el fuego y unas cuantas personas se quedaron a vigilar. Pero a la mañana siguiente revivió el fuego y esta vez con más fuerza. Tuvo que intervenir el ejército debido a sus grandes dimensiones.
Las consecuencias fueron muy malas ya que las familias que vivían de la madera o de la resina se quedaron sin trabajo.
Según mi abuelo, el incendio fue provocado. Él me enseñó a cuidar y a respetar la naturaleza.
Ésta es una de las aventuras del abuelo de Samuel Rey.

domingo, 24 de octubre de 2010

El biblioburro

Un abecedario muy original

Visto en el blog "La clase de 5º B"

GRACIAS, Nacho.

Los consejos de mi abuela


Mi abuela siempre está dando consejos a la gente, incluso a la que no conoce. Un día me tocó a mí el consejo: "Si tienes mucho y te sobra, dáselo a la gente que lo necesita más que tú".
Un día vi a un señor con mucho dinero y le pregunté ¿qué vas a hacer con tanto dinero? Él me contestó que gastárselo.
Seguí caminando y vi a un señor escondiendo algo. Cuando terminó fui a ver lo que era. ¡Era un tesoro! Y dentro había una nota "Si has encontrado esto mira a ver que haces con él ya que yo no lo sé". Y se la llevó a casa.
Después me acordé de lo que me dijo mi abuelo. Y lo di todo a los pobres, enfermos, etc.
Se lo conté a mi abuela y ella me dijo: ¡muy bien, así me gusta! Se puso muy contenta cuando le dije que le había guardado una parte del tesoro para la gente que le pidiera consejo, si era pobre, le daba un poco de dinero.

sábado, 23 de octubre de 2010

Mi abuelo

A mí me encanta ir al pueblo y estar con mi abuelo. Siempre me cuenta historias de cuando era joven. Este verano me contó una historia que vimos en la prensa muy interesante. Le ocurrió a su tío, le mataron en la Guerra Civil.
Cuando me dijo eso, cada día le iba preguntando algo nuevo, pues él no me quería dar muchos detalles.
Después de una semana adiviné esto:
Al tío de mi abuelo y a otros más, incluido el Alcalde, los detuvieron "así porque sí" cuando todavía estaba el dictador "Franco".
Cuando iban de Castrillo de la Reina a la cárcel de Burgos por Mambrillas, el Alcalde se escapó y fue corriendo al pueblo. La guardia quería matarlos, les bajaron del camión, les pusieron en fila y les mataron. Cuando iban a enterrarlos se dieron cuenta de que faltaba uno.
Fueron a buscarle, cuando lo encontraron, le mataron y este verano, un grupo de amigos de Castrillo de la Reina, iniciaron una búsqueda para ver si podían encontrarlos; con ayuda de una guía los encontraron. Lo raro es que el Alcalde estaba en diferente fosa que los demás y ahora los restos se encuentran en Burgos.
Yo creo que debieran traer los restos a Castrillo y hacer un pequeño museo.
Disfruto mucho cuando le acompaño por el campo con su patrol y me enseña lugares donde iba de caza.
Me gustar ir con él a dar de comer a sus gallinas y ver cómo ponen los huevos.
Y me encanta estar con él en el huerto, ver cómo crecen las lechugas, los tomates, las alubias que planta y que después nos comemos.
Jugando a las cartas es buenísimo.
Le quiero mucho y me gustaría estar más con él.

viernes, 22 de octubre de 2010

Una casa especial

Pensaba mudarme a un pequeño piso aunque ya soy bastante viejo. ¡Ah! Olvidé presentarme, soy Phineas, de la costa de Cataluña.
Como decía, me iba a mudarme, esperaba que ese piso fuera tranquilo.
Al día siguiente cuando ya estaba allí, no podía dormir, la música del piso de al lado estaba a tope, así que bajé para que se callasen, pero me recibieron de malas maneras.
Pasada una semana me volví a mudar a una casa preciosa, era silenciosa y grande. Me quedaré allí hasta el final de mis días.


Cuento dedicado a mi abuelo


Yo siempre me había llevado muy bien con mi abuelo. Tenía unos perros que tanto a él como a mí nos encantaban.
Cuando uno de ellos murió, mi abuelo cayó en una gran depresión.
Probamos de todo para sacarle de ese estado e incluso compramos otro perro, pero no funcionó; él decía que quería el antiguo, el que siempre había tenido.
Hasta que un día probamos algo nuevo, fuimos al bosque y le hicimos al perro una tumba en la que tallamos una escultura de piedra exactamente igual al perro.
Se la enseñamos a mi abuelo y quedó encantado.
Nunca más volvió a estar triste.

jueves, 21 de octubre de 2010

La navaja

Mi abuelo se llamaba Hipólito. Me quería mucho. Iba con él a buscar setas, a pescar, a cazar pájaros...
Mi abuelo siempre llevaba una navaja de su padre. Me contó que esa misma navaja la llevaba en la guerra. Él la tenía mucho aprecio. Todos los días que la usaba, por la noche, antes de irse a la cama, la afilaba.
Tenía muchas navajas, pero ninguna le gustaba tanto como ésa. Era una navaja suiza, de color piedra, con una inicial grabada, la letra J.
Como estaba mal del corazón y tenía algunos problemas, le dieron varios infartos. El último fue muy fuerte y le llevaron al hospital. Muchos de sus seres queridos fuimos a verle.
A mí me agarró la mano, me dio su navaja y murió.

miércoles, 20 de octubre de 2010

La zanahoria mágica

Érase una vez un niño muy solo. Vivía en un pueblo muy pequeño con su abuelo y con pocas personas.
Por una parte se sentía feliz y por otra, cansado. Feliz, porque estaba bien en el pueblo con su abuelo. Y cansado, porque era duro el trabajo, pero a la vez, divertido y entretenido. También le gustaba mucho la tranquilidad y el silencio. En la ciudad, en cambio, había muchos ruidos y muchos humos.
En el pueblo para entretenerse sólo hacía falta una baraja de cartas, no se necesitaban máquinas.
Un día, el abuelo quiso enseñar al niño una casa y un huerto que había cultivado desde niño. Los dos miraron y vieron una zanahoria brillando. El abuelo le dijo al nieto que si la comía tendría superpoderes. El niño se la comió y salió otra zanahoria... y pudo volar, lanzar rayos láser, tenía supervelocidad y superfuerza. El abuelo también comió y no pasó nada porque era demasiado viejo.
Entonces el niño tuvo una idea, hacer un batido de zanahorias mágicas para que todos tuvieran superpoderes.

martes, 19 de octubre de 2010

Mi yaya

Cuando era pequeño, mi yaya me cuidaba alguna noche por el horario de mi mamá.
Le llamo yaya porque no le gusta que la llamemos abuela, dice que la hace más mayor.
Ahora paso menos tiempo con ella desde que murió mi abuelo. Le encontraron una enfermedad en el corazón, tuvieron que operarla y desde entonces tiene peor humor.
No quiere llevar bastón y nos riñe algo más, pero sus nietos sabemos que nos quiere mucho.
Ahora yo voy con mamá a su casa a ayudarla y a cuidarla como ella hizo conmigo.
Siempre lleva un moño que ella llama castaña. Es morena, muy guapa, se llama Felisa, pero le gusta que la llamen Feli.
Sus aficiones son los programas del corazón, ver un programa que ponen antes del telediario y hacer crucigramas.
¡Así es mi yaya!

lunes, 18 de octubre de 2010

Números naturales y enteros

El abuelo y el niño


Érase una vez un niño que se perdió en un bosque. Estuvo solo hasta que un abuelo lo encontró y le preguntó lo que le pasaba. Le contó lo que le sucedía.
El abuelo le dijo que él también se perdió en un bosque y que tuvo que criarse solo. Así fue cómo el niño se puso muy contento al saber que había alguien con él.
Al llegar la noche, para dormir, el abuelo le contó un cuento. Trataba de un niño triste que estaba solo en el bosque, perdido, sin saber dónde ir... pero que tuvo la suerte de encontrarse con un señor que le adoptó y se alegró mucho de tener una familia. Antes de que terminara el cuento, el pequeño se durmió.
Al día siguiente el abuelo quiso enseñarle muchas cosas, le dijo que iban a investigar. Aprendió a cazar, a pescar...
Después de unos días le preguntó al niño si quería irse a vivir con él y éste le respondió que sí.
Cuando le preguntó que porqué no le había llevado antes a su casa, le contestó que quería que se hiciera fuerte, que aprendiera a sobrevivir.
Pasados tres años, el abuelo murió y el niño tuvo que cuidarse solo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Día internacional para erradicar la pobreza

Videos tu.tvUn pequeño aporte para concienciar a la gente sobre la pobreza en el mundo porque en tiempos de crisis pese a que estemos en crisis, hay gente que ni tan solo puede estar en crisis.

sábado, 16 de octubre de 2010

El mejor abuelo del mundo

Para mí, mi abuelo era el mejor. Él siempre me hacía reír y me comprendía. A veces, cuando iba a verle me decía que si quería ir a tomar un pincho a su bar preferido.
Por las tardes, cuando mi madre se iba a algún sitio, yo le preguntaba que dónde se había ido y él me decía: "se la ha llevado un perro en la boca". Esos momentos eran de mucha felicidad para él y para mí porque nos reíamos mucho.
Pero eso, era antes de que falleciera. Mucha gente venía a visitarle y lloraban por él, sobre todo su prima.
Antes de que falleciera me pidió una cosa: que cuando se muriera, le incineráramos y eso hicimos. Cuando fuimos al tanatorio vino mucha gente a verle, antes de convertirle en cenizas.
Después de una temporada le trajeron con nosotros. Yo pedí unas pocas cenizas para guardarlas en un joyero que él me había regalado. Le escribí una carta, la metí en el joyero y esa misma noche recé por él frente a sus cenizas.
Soñe que me levantaba para ir al baño y al salir le encontraba mirándome con mi carta en sus manos y me decía: "te quiero por todo lo que has hecho por mí".

Predicción meteorológica


viernes, 15 de octubre de 2010

El mejor tesoro del mundo

Ayer fue mi cumpleaños y mi abuela iba organizarlo.
La fiesta comenzó. Había globos, golosinas, bebidas...
De pronto, mi amiga Patri encontró un mapa... ¡Del tesoro!
Nosotros nos sorprendimos al verlo y no reaccionamos hasta que mi abuela dijo:
- ¡Vamos a por el tesoro! - Y todos a la vez gritaron: sí.
Antes del tesoro había que pasar por el bosque de la bruja.
Mi abuela, que era la jefa, dijo:
- ¡Vamos al bosque de la bruja! - Y todos decíamos un, dos, un, dos... hasta que llegamos.
Al entrar no vimos ninguna bruja hasta que se oyó algo en el cielo ¡uaaaaaaa!
Teníamos que correr como nunca. Mi abuela era la que más corría y me sorprendí. Y, llegamos al final.
¡Qué alivio! - dijeron algunas amigas.
Llegamos al tesoro y vimos el cofre y cuando lo abrimos tenía...
¡Golosinas y regalos para todos!
Yo también sabía que tenía el mejor tesoro del mundo, mi abuela.

La caja de Pandora


Pandora, de Jules Joseph Lefebvre.
Imagen obtenida de la Wikipedia
Pandora era la bella mujer de Epimeteo. Zeus les envió una caja para que cuidasen de ella con unas estrictas normas: que nadie se le acercase y que nunca la abrieran ni mirasen dentro.
Pandora que era muy curiosa, empezó a preguntarse qué podía tener dentro, acercó el oído y oyó unos susurros que decían "Pandora, por favor, líbranos, déjanos salir".
Días después, Pandora no pudo aguantar más y abrió la caja ante las insistencias de las voces. De repente, todos los males del mundo salieron. Al instante cerró la caja, pero oyó otra voz que decía: "déjame salir". Abrió la caja y liberó a la esperanza.

jueves, 14 de octubre de 2010

El bisabuelo

Érase una vez una familia feliz que iba en un coche a la fiesta de cumpleaños del más pequeño de 12 años. Faltaban dos kilómetros para llegar. Al llegar a una curva pronunciada, el coche volcó y cayó por un terraplén. Sólo sobrevivieron el abuelo y el nieto. Éste se fue a vivir con el abuelo, su único familiar, al que quería mucho y al vivir juntos, todavía mucho más.
Los dos jugaban en el parque, el abuelo ayudaba a hacer las tareas a su nieto... y poco a poco se fueron quitando los recuerdos del fatal accidente.
El nieto estuvo viviendo con el abuelo hasta que se casó ya que le ofrecieron un trabajo en Estados Unidos. El abuelo se quedó solo y le volvieron los recuerdos de su esposa y de su hija muertas en el accidente, todos los días iba al cementerio a llevarles unas flores.
Así estuvo hasta que recibió una llamada de su nieto diciéndole que volvía para visitarle y para enseñarle dos sorpresas.
El día que llegó, el abuelo se alegró mucho.
Baja, que quiero enseñarte algo - dijo el nieto.
Le estaban esperando la mujer del nieto y sus dos hijos, un niño y una niña. Ahora ya era bisabuelo y la mejor noticia que recibió fue que iban a quedarse a vivir con él.
El abuelo se alegró mucho y todas las tardes iba con sus biznietos a jugar al parque.
¡Era tan feliz como antes!

martes, 12 de octubre de 2010

Día de la Hispanidad

12 de cotubre, Día de la Hispanidad, conmemora la efeméride histórica del Descubrimiento de América por parte de la Corona de Castilla.
El Descubrimiento de América en 1492 fue trascendental y el 12 de octubre se ha considerado como un día memorable porque a partir de entonces se inició el contacto entre Europa y América, que culminó con el llamado "encuentro de dos mundos", que transforma las visiones del mundo y las vidas tanto de europeos como de americanos, ya que gracias a sus descubrimientos se gesta la Colonización europea de América.
En esta página puedes encontrar un montón de curiosidades y actividades sobre la figura de Cristóbal Colón y sobre el Descubrimiento de América. Pulsa en imagen.

El granjero

Había una vez un pueblo que estaba muy cerca de aquí y se llamaba Rojas. En él vivía un granjero con un perro, tres vacas y seis gallinas.
Era muy feliz, sentándose a la orilla de un río que por allí pasaba. Un buen día vio un huevo dentro del agua.
Al anciano granjero le intrigaba qué había dentro y de quién era.
Un día quiso averiguarlo y recorrió todas las granjas del pueblo; así estuvo durante un mes, pero lo más raro era que el huevo no se abría.
Fatigado de tanto andar volvió a su casa con la preocupación en su cabeza.
A la mañana siguiente, justo al lado de su cama, apareció el pollito más precioso que nunca había existido.
Reflexionó y se dio cuenta de que era un premio por el esfuerzo que hizo al querer devolverlo a su dueño.

lunes, 11 de octubre de 2010

Mi abuelo contra los lobos

Mi abuelo nació y vivió en un pueblo situado entre montañas. Su medio de vida era el ganado, principalmente vacas y ovejas.
Siendo todavía pequeño se quedó sin padre, lo que le obligaba a ayudar a su madre. Uno de los trabajos que hacía era el cuidado de las ovejas.
En una de estas ocasiones pasó mucho miedo porque el perro comenzó a ladrar continuamente y se puso muy nervioso. Mi abuelo empezó a sospechar que los lobos estaban cerca.
Pensando que no podía perder ninguna oveja ya que las necesitaban para poder vivir, se apresuró con mucha rapidez a llevar el ganado al pueblo y ponerlo a salvo.

Mi abuelo y yo

Era un día de verano. Mi abuelo y yo fuimos al Punto Limpio para dejar unos aceites del coche. Cuando nos íbamos a marchar, vimos una extraña máquina...
Decidimos llevarla a casa para ver lo que hacía. Al día siguiente, nos pusimos a reconstruirla, un cable por aquí, otro por allá y así toda la tarde, hasta que al final la terminamos. Antes de probarla fuimos a comer y a descansar.
A la mañana siguiente, la pusimos en marcha y... De ella salieron dos soldados que decían que ¡venían del futuro!
Mi abuelo y yo nos quedamos perplejos porque habíamos encontrado una máquina del tiempo. Les dijimos a los soldados que si querían quedarse a cenar, dijeron que sí y al decírselo a la abuela, ¡casi se desmaya!
A la mañana siguiente, ya no estaban los soldados. Esa tarde fuimos al Museo de la Ciencia de Burgos y el director se quedó impresionado al verla, tanto que llamó a todos y cada uno de los museos de Burgos.
El Ayuntamiento de Burgos no tardó en enterarse y nos llamó para otorgarnos una medalla de oro. A partir de entonces, cualquiera puede ir al futuro, ¡sólo es necesario una sonrisa!

domingo, 10 de octubre de 2010

Mi abuela

Todos los domingos viene a comer y cuando se marcha nos da la propina. Después se va con sus amigas al Casino a charlar un rato; a veces, cuando vamos de paseo la vemos con sus amigas.
Cuando hacemos una cena familiar ella siempre nos pone guiso con patatas, pollo al horno con limón, gulas, hamburguesas, pizza...
En Navidad hace un embutido que se llama lengua escarlata.
Mi abuela es amable, es mayor pero con una gran vitalidad.
El abuelo se murió cuando yo tenía un año y medio, lo único que nos queda para recordarle son sus fotos pescando, las medallas militares y las historias que nos contaba sobre la guerra.

La matanza del cerdo

Un día, mi abuelo nos contó cómo se hacía la matanza:
"A veces, nosotros matamos el cerdo, otras con ayuda de quien nos lo vende".
En la última matanza fuimos a una granja de Villangómez (Burgos), que además tenía otros animales como burros, perros y caballos que estaban sueltos.
Nos mataron cuatro cerdos; dos grandes y dos pequeños. Cuando fueron a buscar el tercero, el cuarto se escapó y nos tocó correr para escondernos. Íbamos seis personas mayores y seis niños, entre ellos, iba yo.
Uno de los cerdos le dio con la pata en la cabeza a mi tía y la manchó de sangre cuando la estaba recogiendo en un cubo.
Al final nos dejaron subirnos a unos caballos. Después nos fuimos a Valdorros (Burgos), nosotros en coche y los cerdos en un remolque.
Allí los quemamos con paja para quitarles los pelos. Más tarde los lavaron con agua caliente y los abrrieron para sacarles el esternón, las tripas y el corazón.
Después los atan a una escalera grande colgados durante un día para que la carne se quede fría y tiesa.
Al día siguiente, se estaza el cerdo para sacar los jamones, los lomos y la carne con la que se harán los chorizos y salchichones, hasta dejar los huesos limpios.
Si quieres saber más, aquí tienes un vídeo sobre la matanza del cerdo ibérico en Extremadura.

viernes, 8 de octubre de 2010

Las historias del abuelo

El señor Félix es un anciano de 82 años. Desde hace unos años vive en la ciudad, pero toda su vida la había pasado en su pueblo.
En estos momentos se dedica a estar con su esposa, sus hijos y sus nietos.
Con quien mejor se lo pasa es con sus nietos, pues a ellos les cuenta sus experiencias de cuando era joven.
A sus nietos más pequeños les gusta oír las historias de su abuelo, la que más les gusta es cuando el abuelo Félix que se dedicaba a hacer carros de madera para que los bueyes hicieran el trabajo del campo.
Félix les contaba que en sus tiempos nadie del pueblo tenía coche y que el medio de transporte más rápido era la bicicleta.
Cuando necesitaba alguna pieza especial para construir un carro tenía que ir a la ciudad. Desde su pueblo a la ciudad había 80 km por unas carreteras en muy malas condiciones y con muchos baches.
Tardaba mucho, un día en ir y otro en volver, pues la bici era vieja y pesada; como no tenía dinero para ir a un hotel iba a casa de algún conocido del pueblo, allí le daban comida y cama. Al día siguiente compraba la pieza necesaria y volvía al pueblo.
El abuelo mira a sus nietos emocionado, pues los niños escuchan las experiencias del abuelo atentamente.
El abuelo suspira: “fue muy dura la vida la vida en el pueblo, pero hoy estoy orgulloso de poder contar a mis nietos estas aventuras.

El cumpleaños de mi abuelo

La semana pasada fue el cumpleaños de mi abuelo Jacinto.
Estaba durmiendo, me desperté, salí de la cama corriendo, fui a la habitación de mis padres y empecé a gritar: "Despertad" que hoy es el cumple del abuelo. Toda la familia se vistió rápidamente, cogimos el coche y nos dirigimos a Villaverde, su pueblo.
Al llegar, mi abuelo Jacinto, nos esperaba con una sonrisa. Yo fui el primero en salir y felicitarle, después mis padres y seguidamente mi hermana.
Todos entramos a casa menos mi padre porque en el coche teníamos preparada una gran tarta.
Sentados a la mesa, al verla, mi abuelo se quedó asombrado, no se lo esperaba. Pusimos las velas, las encendió y le cantamos el cumpleaños feliz. Sopló las velas, después nos la comimos y finalmente mi padre trajo cuatro regalos.
Mi abuelo los abrió, había de todo: un reloj, dos camisetas, un libro y una colonia...
Así se nos pasó la tarde y nos volvimos a Burgos, primero nos despedimos diciéndole ¡Adiós! Esperamos que te hayan gustado mucho los regalos.

miércoles, 6 de octubre de 2010

¡Enhorabuena!

Quiero felicitar a Julita por esta ventana al mundo que tienes abierta a tus alumnos y, además, nos permites compartir.

¡GRACIAS!


Esperanza

martes, 5 de octubre de 2010

La fiesta de mi abuelo

Me llamo Paula, tengo 11 años y os voy a contar un cuento precioso que me ha contado mi abuela. Empieza así:
Había una vez un niño llamado Juan que era muy cariñoso y casualmente al día siguiente era el cumpleaños de su abuelo.
Él tenía pensado hacerle una fiesta sorpresa y comprarle unos pantalones que su abuelo había querido siempre. No encontraba tiempo para prepararla, tenía que pedir ayuda a alguien. La noche anterior a la fiesta reunió a todos sus amigos y empezaron la preparación hasta las tantas de la noche. Les dijo a todos que la fiesta sería al día siguiente a las ocho.
Cuando estaba en la cama le vino a la cabeza que no tenía dinero suficiente para comprarle el regalo y a la mañana siguiente fue a buscar a su amigo Pablo y decidieron trabajar un poco para conseguirlo. Del esfuerzo, terminaron jadeando... pero con dinero suficiente. Ahora sólo les quedaba llevar al abuelo de Juan a la fiesta sin que él se enterase de lo que más tarde sucedería.
Al llegar se puso tan contento que comenzó a dar besos a todo el mundo. Y cuando vio el pantalón, se puso más contento aún.
Juan se había esforzado muchísimo para que su abuelo se divertiera. Y yo... también me esforcé comprándole una colonia... ¡Ja, ja, ja!

lunes, 4 de octubre de 2010

1 de octubre de 2010. El día de nuestros mayores

Imagen obtenida de la web Asoma.
Me llamo Sara y tengo 11 años. Os voy a contar una historia de hace 7 años.
Un día cualquiera... vinieron a visitarme mis abuelos. Mi abuela me dijo que si nos íbamos de excursión para ver unos animalitos, muy raros, pequeños....
Emprendimos el viaje hacia ese sitio tan magnífico. Mi abuelo me advirtió que era un viaje un poco largo.
Cuando tuvimos hambre nos paramos a descansar y nos comimos un bocadillo.
Al llegar al destino mi abuela sacó de su mochila una especie de telescopio. Yo miré por él, cuando los vi, me quedé alucinada, eran diminutos, bonitos...
Mis abuelos tenían mucho interés en saber si me habían gustado y yo les dije que sí.
Emprendimos el viaje de vuelta. Durante el viaje íbamos comentando lo que nos habían parecido, decíamos cosas extraordinarias porque eran fantásticos.
Cuando llegamos a casa, mi madre nos preguntó qué habíamos visto y se lo conté todo con pelos y señales. Se quedó con las ganas de ir de nuevo para verlos todos juntos y nosotros aceptamos rotundamente.
¡Fue una experiencia única!
Todo se lo debo a mi abuela. ¡Feliz día a nuestros mayores!

sábado, 2 de octubre de 2010

Mi abuelo

Mi abuelo es un hombre feliz. Se conoce todo Arcos de la Frontera.
Él tiene una zapatería, y mi padre y mi tío le ayudaban hace un montón de años, cuando eran pequeños.
Mi tío Antonio solía ayudar a mi abuelo en la zapatería mientras mi padre repartía los zapatos a la gente.
Un buen día, como de costumbre, mi abuelo le mandó a mi padre que fuese a llevarle los zapatos al Director del Colegio La Salle, donde estudiaban. Al dárselos, el Director le dijo que ya se los pagaría otro día. Mi padre se negó y se fue con los zapatos, dejando al Director boquiabierto.
Al día siguiente, el Director fue a la zapatería y explicó a mi abuelo lo ocurrido. Mi abuelo le dijo que tenía muy bien enseñado a mi padre. El Director se fue muy sorprendido por la respuesta. Cuando éste se fue, mi padre y mi abuelo rieron juntos. Cuando se lo contaron a mi abuela también se rio mucho.
Mi padre solía hacer picias habitualmente, era un bicho.
¡Mi Homenaje a las personas mayores!

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