Nos hemos levantado a las 8:00 y hemos desayunado temprano. Sobre las diez menos cuarto nos subimos al autocar para dirigirnos al Centro de Interpretación de Ojo Guareña. Nos enseñaron unas fotografías sobre varios temas, vimos un precioso audiovisual sobre las cuevas y una audición de una antigua profesora que explicaba cómo eran antes las cosas.
También observamos el paisaje desde el piso más alto del centro, nos enseñaron una pequeña réplica de la cueva, en la que se mostraba lo que hay de verdad.
A continuación volvimos al autobús que nos llevó al Sumidero de Ojo Guareña, la entrada por la que el río se sumerge en las profundidades. Á continuación entramos en la cueva ermita de San Bernabé. Accedimos a ella por la cueva. También aquí en la entrada disfrutamo
s con un hermoso audiovisual que nos explicó cómo se formó la cueva.
Recorrimos una parte, la que se enseña al visitante, hasta llegar a la ermita, donde vimos un pozo de huesos.
En las paredes y techos de ésta están representados pictóricamente los diez martirios que dieron a San Tirso intentando matarle.
Al salir volvimos al molino dispuestos a comer y a hacer las maletas. Era hora de despedirse de los monitores y regresar a Burgos porque la semana en Butrera había terminado; pero volvíamos a casa con nuestra familia tras una intensa pero divertida semana.
También observamos el paisaje desde el piso más alto del centro, nos enseñaron una pequeña réplica de la cueva, en la que se mostraba lo que hay de verdad.
A continuación volvimos al autobús que nos llevó al Sumidero de Ojo Guareña, la entrada por la que el río se sumerge en las profundidades. Á continuación entramos en la cueva ermita de San Bernabé. Accedimos a ella por la cueva. También aquí en la entrada disfrutamo
s con un hermoso audiovisual que nos explicó cómo se formó la cueva.Recorrimos una parte, la que se enseña al visitante, hasta llegar a la ermita, donde vimos un pozo de huesos.
En las paredes y techos de ésta están representados pictóricamente los diez martirios que dieron a San Tirso intentando matarle.
Al salir volvimos al molino dispuestos a comer y a hacer las maletas. Era hora de despedirse de los monitores y regresar a Burgos porque la semana en Butrera había terminado; pero volvíamos a casa con nuestra familia tras una intensa pero divertida semana.
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